Espacio para jóvenes lectores en El Cuaderno de Bitäcora de la Cuentera.

Un sillón con sorpresa

Capítulo I

¡Cuidado con las antigüedades!

Todo empezó una tarde de verano. Mi amiga Paula y yo veíamos pasar lentamente, muy lentamente, las horas sin saber qué hacer. Fuera , como en un poema de Machado , la lluvia golpeaba los cristales, los árboles y todo lo que tuviera que golpear. En definitiva, Paula y yo nos aburríamos. Cada una había escogido su posición favorita: Paula , sentada en el sofá, reposaba sus piernas en el sillón orejero de mamá; yo, en una postura digna de mis heroínas de “PETULA, la mejor revista femenina para "la adolescente moderna”, sesteaba sobre la alfombra, la barbilla apoyada en las manos y los pies balanceándose en el aire. Nacida en el Sur, aquella lluvia constante en pleno verano me desconcertaba. Era el primer año que veraneábamos en la montaña por exclusivo deseo de mi padre que , por fin , había conseguido arrastrar a mi madre, a mi tía y a mí misma a un lugar norteño y montañoso, alejado de todo lo que sonara a playa de moda.” El aire puro y oxigenante”, y cito textualmente, era lo que necesitábamos todos, aunque él sólo contara con quince días de vacaciones y nosotras” disfrutáramos” de aquella maravilla durante tres meses.

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